Hoy en primera plana aparece la noticia de una mujer de 72 años que murió en un asilo de ancianos aquí en Puerto Rico.
Alegadamente la persona que la cuidaba le puso una media en la boca para callar los gritos de la envejeciente que no permitía que los demás residentes durmieran.
Cuando trajimos a papi a vivir con nosotros, originalmente el plan era mantenerlo temporalmente con nosotros en lo que encontrábamos un buen asilo de ancianos dentro de lo que económicamente podíamos costear.
La decisión familiar de poner a tu ser querido en un ‘home’
En más de una ocasión tuvimos la conversación de lo duro que era cuidarlo, de que no nos dejaba descansar en las noches, de lo caro que eran los asilos, de que nadie lo cuidaría como nosotros, de lo mucho que se gastaba en agua, luz, detergentes, papel higiénico, de que no teníamos las facilidades para tenerlo, de que ¿y si lo maltrataban en el asilo de ancianos?
Al fin, decidimos en familia hacer cambios y ajustes a la casa para poder acomodarlo y cuidarlo nosotros con ayuda económica de lo que papi recibe. Cabe destacar que yo soy corredora de bienes raíces por lo que tengo la flexibilidad de ajustar mis horarios para cuando “no estoy cuidando”, pero esta noticia me causa mucho dolor por muchas razones.
Triste desenlace
- Tenemos a una anciana que perdió su vida porque por alguna condición médica o cognitiva gritaba sin cesar y la persona a cargo decidió que ponerle una media en la boca resolvería el problema sin pensar que el objeto aparte de mitigar el ruido, le bloquearía las vías aéreas y a consecuencia su respiración.
- Tenemos una persona cuidadora/enfermera que seguramente no tenía la intención de matar a nadie, solamente de callar los gritos y que el resto de los residentes pudiera descansar. Seguramente estaba sobrecargada de trabajo. Seguramente pensó que esto no le haría daño. Seguramente en estos momentos se lamenta de su decisión. Esta es una persona que hoy ha perdido su empleo, que tiene una investigación por posible homicidio y que en su mente siempre le perseguirá el recuerdo de lo que pasó.
- Tenemos la familia de la persona que perdió la vida, que con mucho dolor tomó la decisión de poner a su ser querido en un asilo de ancianos, “home” como le decimos acá, pensando en que estaría mejor allí, que tendría cuidados 24/7, que valía la pena hacer el sacrificio monetario con tal de ellos tener la paz mental de que gente mejor calificada cuidaría de ella. Hoy a parte de estar sufriendo la pérdida de su ser querido, deben estar sintiéndose culpables y pensando: ¿por qué la llevamos a vivir allí?¿por qué no la cuidamos nosotros?
¿De quién es la culpa?
No podemos culpar a nadie.
Si la anciana estaba viviendo en un “home” es porque tenía condiciones, seguramente cognitivas que le impedían vivir y desenvolverse sola. Una persona enferma que seguramente no sabía que sus gritos molestaban, que era de noche, que habían otros residentes tratando de descansar, simplemente no tenía el pensamiento lógico para entender las consecuencias de lo que estaba haciendo.
Aunque el cuidador/enfermero debió “haber sabido mejor” que la idea de la media era incorrecta y peligrosa así fuera por algunos minutos, ser cuidador es agotador, desesperante, uno pierde la paciencia y llega el momento en que uno ni piensa claramente -y eso, en casa somos 2 cuidando (y 2 ayudando) a un solo viejito. No puedo imaginar tener 10 o más viejitos a mi cargo, todos requiriendo cuidados y otros quejándose de que no pueden descansar por culpa de otro residente y yo abrumada, cansada, con hambre, sed y sin poder ni siquiera ir al baño.
No todas las familias tienen la flexibilidad de tiempo y recursos para cuidar de un envejeciente, hay que trabajar, no hay espacio en la casa para acomodar a toda la familia, hay niños pequeños que cuidar, físicamente y por condiciones de salud les es imposible cuidar del paciente, las razones son interminables. La familia no debería sentirse culpable, sin embargo, en algún momento, estoy segura se sentirán culpables.
Por eso siento tanto pesar con esta noticia porque se perdió una vida, se tronchó la vida profesional y personal de otra persona, una familia perdió su ser querido y se siente culpable. Conozco lo que se siente, me toca en lo personal, por eso me duele. Aquí todos perdieron.