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Como algunos juegos infantiles, en la vida existe el miedo que paraliza

Como algunos juegos infantiles, en la vida existe el miedo que paraliza…

¿Alguna vez jugaste chico paralizado o 1, 2, 3 pescao?

¡Me imagino que sí! La mayoría de nosotros jugamos alguna versión de este juego cuando niños… pues te diré que yo aprendo cosas de los recuerdos más extraños, de las cosas más irrelevantes, de lo menos que te imaginas y lo más interesante de todo es que muchas veces (la mayoría de las veces) esa revelación me llega o en el baño o en el carro mientras voy guiando.

Esta mañana, mientras me cepillaba los dientes, me vino a la mente el tema del miedo que paraliza y no me preguntes cómo, pero lo terminé empatando con el juego “chico paralizado”.

Todos vivimos enfrentando miedos cada día, no nos damos cuenta, pero así es.

Si vamos a cruzar la calle, nos aseguramos de que no vengan carros, miramos para todos lados por miedo a que nos atropellen. Igual pasa cuando vamos guiando y vamos a pasar una intersección vamos con precaución y si un carro viene demasiando rápido, nos detenemos y esperamos a que pase, por miedo a que nos choquen. Estos son miedos controlados.

Sin embargo, hay miedos que controlan nuestra vida y ahí fue que recordé el juego, porque es un miedo que paraliza.

En el juego 1,2,3 pescao, tú comienzas en un punto determinado y el objetivo del juego es ir avanzando poco a poco sin que “la persona que pesca” te vea mover… si la persona del frente voltea a ver a los participantes, tienes que quedarte paralizado para no te atrapen o quedar “pescao”.

¿Estás viendo como eso se parece a nuestra vida y el efecto que los miedos ejercen sobre nosotros? Estamos en un punto de nuestra vida y queremos avanzar, queremos llegar a una meta… pero de momento llega el miedo que paraliza.

En el juego, ¿que tú haces? Estás bien pendiente al ritmo y rapidez del que cuenta, y avanzas lo más que puedas, si el del frente voltea te quedas quieta, pero alerta, pendiente, observando, escuchando, manteniendo tu postura y no importa cuantas muecas te haga el que está contando para que pierdas la postura y te muevas para así sacarte del juego, tú haces todo lo que tengas que hacer para vencer y mantenerte firme.

Este es un juego de niños, pero con una gran lección que NO debemos olvidar.

¿Alguna vez pensaste?: “pues yo mejor me quedo paralizada porque de todos modos el del frente va a voltear y es posible que me “cache” y yo no logre llegar” ¡NO, claro que no! Tú seguiste hasta el final, llegaras o no llegaras, te cacharan o no te cacharan, tu seguías y siempre dabas TODO por ganar.

En el pasado yo viví presa de ese miedo que paraliza. Yo estuve por 13 años casada con un agresor narcisista, el narcisista es “exitoso” precisamente porque te controla a través del miedo.

Yo vivía con miedo a fracasar, miedo a lo que pensaran de mi, miedo a lo que él “pudiera” hacer, miedo a desatar su furia, miedo a cometer errores, miedo a hacer o decir algo que fuera a molestarle, miedo a llamar la atención (tanto de manera positiva como negativa) miedo al éxito (ese es muy triste porque una misma se va cancelando y saboteando)

Hoy miro atrás a esos años y puedo ver como “casi” estuve congelada en el tiempo… 13 años congelada en el mismo sitio (emocionalmente) 13 años en los que no avancé nada, todo por ser presa del horrible miedo que paraliza.

Afortunadamente ya salí de ese estancamiento, salí de esa relación ¡y han pasado tantas cosas buenas!

Debemos vivir como jugando estos juegos. Avanzando, manteniéndote firme y en compostura, sin permitir que el miedo te paralice. Arriesgándote a la posibilidad de no llegar, pero dándolo todo por la posibilidad de sí hacerlo y triunfar.

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