No sé si te ha pasado que a veces hay cosas pequeñas que te roban la paz.
Anoche estaba viendo un entrenamiento en Facebook, usualmente si estoy en mi computadora de escritorio escucho a través de sus bocinas, de repente, empieza el chillido de un grillo 🦗.
Traté de ignorarlo un rato, pero era muy molestoso así que me puse mis audífonos, aun así se escuchaba muy fuerte, no me dejaba concentrar en el entrenamiento asi que me quité los audífonos y me fui a “cazar el grillo”.
Empecé buscando por mi oficina, pero siguiendo el sonido llegué hasta la sala, cerca de la puerta de entrada era donde se escuchaba más fuerte y de momento, el grillo saltó frente a mis pies… 🔕
Era tan pequeñito que me hizo preguntarme…
¿Cómo algo tan pequeño molesta tanto?
Hay muchas cosas pequeñas que molestan al nivel de que literalmente te sacan de balance, por ejemplo algunas cosas pequeñas que te roban la paz son:
- un grillo en la sala
- una pestaña en el ojo
- una astilla en el pie
- una palabra
Así mismo a veces, hay palabras que la gente dice sin prestarle atención, sin darle importancia, pensando que no tienen ningún peso y hay quien dice que “las palabras de las lleva el viento” pero no siempre es así.
Las palabras no se las lleva el viento, se entierran en el corazón
Hay palabras que hieren profundamente sin tener que ser palabras soeces ni insultos.
- “Por qué no puedes ser como Fulanita?”
- “Deberias hacer “esto o aquello””
- “La verdad que tú siempre…”
- “Tu nunca vas a …”
Especialmente en nuestra faena como cuidadores, caemos en la práctica de compararnos con otros o de permitir que los comentarios, opiniones o expresiones de otra gente influyan no solo en nuestras decisiones, sino también en nuestro estado de ánimo
Cada vez que vengan a tu mente estas cosas pequeñas que te roban la paz, di en voz alta ¡NO, esto no es cierto y no tiene fundamento!
Tú eres tú misma, tienes defectos y virtudes igual que los tiene Fulanita, seguramente, Fulanita querría tener alguna de tus habilidades. Ningún cuidador vive la misma experiencia que otro. Nuestra situación es diferente por muchas razones, núcleo familiar, asistencia disponible, estudio/empleo, recursos disponibles, información, experiencia, etc.
Eso de que “tú siempre“… ¡nada! Eso de que “tú nunca“… ¡nada! Simplemente, no es verdad, uno no siempre actúa igual, todo depende del contexto.
Estas expresiones son definitivas y abarcan tanto lo pasado como lo futuro, lo cual es absolutamente ilógico, lo único que siempre ha sido, siempre será y nunca va a cambiar es Dios.
Así como yo removí el grillo de mi sala, tienes que remover esas palabras de tu mente. ¿Como hacerlo?
Cuando comiences a compararte con otras cuidadoras recuerda que todos estamos en diferentes etapas del camino, todos tenemos diferentes habilidades, todos tenemos diferentes deficiencias, nuestros pacientes están en distintas etapas de la enfermedad, tienen distinto grado de mobilidad, agresividad, etc… TODO es distinto.
¿Sabes qué se supone que hagamos? Ayudarnos unas a otras, compartir experiencias, ser empáticas y compasivas.
Siempre podemos aprender más, por eso es que hago lo que hago, por eso escribo este blog, por eso existe la página de Facebook, por eso publico contenido en las redes, por eso envío un boletín semanal, por eso doy coaching para cuidadores.
El grilo me enseño que ser pequeño no es una limitación si se es persistente… ¡Hey, un diminuto grillo, me sacó de concentración, me levantó de una silla y me puso a caminar por la casa! Y ese mismo grillo, me inspiró a pensar más allá y escribir esta publicación.
¡Un 👏🏼 diminuto 👏🏼 grillo! 🦗
- Siempre puedes estudiar algo nuevo
- Siempre puedes cambiar tus hábitos alimenticios
- Siempre puedes decidir irte a caminar por las tardes
- Siempre puedes cultivar tu vida espiritual
- Siempre puedes comenzar un nuevo hobby
- Siempre puedes darle la mano al prójimo y servir.
De hoy en adelante cuando estas palabras empiecen a sonar en tu cabeza, recuerda el sonido del grillo y que ese sonido ensordecedor calle esa voz en tu cabeza.