Ser cuidador NO es fácil, ni para el cuerpo, ni para la mente (ni para las finanzas, ni para la vida familiar, ni para tu privacidad, ni para tu vida íntima, etc.) existen muchas repercusiones de ser cuidador.
Aunque no todo es negativo (haré una publicación más adelante acerca de lo positivo de ser cuidador) tiene muchos efectos negativos sobre tu salud física y emocional.
Analiza con detenimiento lo siguiente y pregúntate ¿Con cuántos de estos me identifico?
Negación
- “No, eso no puede ser Alzheimer, eso es pérdida normal de memoria por la edad”
- “Está ahora con tratamiento, el progreso se detiene y es posible que comience a mejorar”
- “Es que los viejitos vuelven a ser niños, por eso actúa así”
- “Es imposible que tenga demencia, era una persona tan inteligente”
Enojo
- “Es que se está haciendo el que no puede”
- “Se tira la comida encima de maldad”
- “Uno le habla y no hace caso”
- “¿Pero por qué se le ocurre hacer estas cosas?”
Alejamiento social de amigos y actividades que antes disfrutabas
- “Ya no me interesa reunirme con mis amigos”
- “Los evito para que no me pregunten y vengan con sus consejos“
- “Compartir con ellos me recuerda la libertad con que disfrutan y de la que yo carezco”
- “No voy a poder disfrutar, voy a estar pensando en lo que puede estar haciendo mi ser querido”
Ansiedad acerca del futuro y de hacer frente a un nuevo día
- “¿Qué pasará cuando necesite más de lo que puedo darle?”
- “Será posible que yo herede esto?”
- “¿Me estará comenzando? No quiero que mis hijos pasen por lo que yo estoy pasando”
- “¿Y si un día se vuelve agresiv@ contra mi o mi familia?”
Depresión que quebranta tu espíritu y afecta tu capacidad de sobrellevar la situación
- “Ya no me importa”
- “Ya quiero ponerle fin a esto”
- “Ya no puedo más”
- “Nada de lo que haga vale la pena”
Agotamiento que hace que resulte prácticamente imposible completar las tareas diarias necesarias
- “Estoy demasiado cansado para esto”
- “Tengo tantas cosas que hacer y no se por dónde empezar”
- “No quiero saber de nada ni de nadie, solo quiero estar tirad@ en el sofá”
Insomnio causado por una lista interminable de preocupaciones
- “Se despertó de nuevo, está paseando por la casa, ¿y si prende la estufa?”
- “¿Qué pasa si sale de la casa o se cae o se lastima?”
- “¿Y ese ruido, que estará haciendo?
Irritabilidad que lleva al mal humor y dispara respuestas y acciones negativa
- “¡Déjenme en paz!”
- “Nadie entiende por lo que estoy pasando”
- “Como nadie me ayuda”
Falta de concentración que dificulta la realización de tareas familiares
- “Con tanta cosa en la cabeza, me olvidé de la cita”
- “¿A que venía a la cocina?”
- “Trato de trabajar, pero el ruido de mi cabeza no me deja concentrar”
- “Pienso en todo y no pienso en nada”
Problemas de salud que comienzan a tener un costo mental y físico
- “Me duele todo, el cuello, la cabeza, hasta el pelo”
- “No recuerdo la última vez que me sentí bien”
- “Me siento ansiosa todo el tiempo”
- “He aumentado de peso por comer para calmar mi ansiedad”
- “Estos nervios me quitan el hambre y he perdido peso”
- “Ando con el estómago revuelto, diarreas o estreñimiento”
Es normal que pensemos o sintamos algunas de estas de vez en cuando, lo que no es normal es que nos quedemos tristes o desganados, sin interés por las cosas que nos gustan por más de 2 semanas.
Mantente alerta si experimentas alguno de estos síntomas de manera regular y consistente. Si te sientes triste o por más de 2 semanas consecutivas y sientes que no mejoras, busca ayuda de un profesional de la salud.